sábado, 17 de marzo de 2012

Nuestra historia...

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Tenemos pues que, en un mundo de orden, paz y progreso como fue el periodo porfirista, se tendió a hacer del pasado sinónimo de anarquía, exaltando las virtudes de un gobierno que estaba formando una época. Santa Anna, siendo el chivo expiatorio por exelencia, le tocó la peor parte, el lapso de 1930 a 1960: treinta años que son sinónimo de guerras intestinas.
Su dictadura, derrocada por la revolución de Ayutla, fue el intento desesperado de encontrar algo que no se había tenido desde el 27 de septiembre de 1821: paz y tranquilidad. Pero -¿lamentablemente?- no funcionó.

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